UN UNIVERSO, DOS CAMINOS
La realidad primera y última, Alfa y Omega, es la existencia de la energía y la materia.
Todo cuanto está contenido en el Universo se forma de esos dos elementos, y se crea o destruye a partir de la interacción de la energía y la materia.

Todo está contenido en eso que llamamos Universo, que es un continuo infinito de espacio-tiempo, a la vez creador y criatura.
El Universo se crea a sí mismo, a través de todo cuanto contiene.
En nuestro plano material, humano, tratamos de comprender esa dinámica universal, y para hacerlo tenemos dos caminos.
El científico, cuya herramienta es la ciencia y cuyo lenguaje es la matemática y la experimentación.
Y el mágico, cuya herramienta es la religión, y cuyo lenguaje es la magia y el ritual.
El camino científico apela a la razón. El camino mágico apela a la intuición. Idealmente, no deberían ser excluyentes.
En algún momento de la antigüedad, en todos los pueblos, ambos caminos estuvieron vinculados, y no eran excluyentes. Pero también en algún momento, particularmente en la región mediterránea y europea (que eventualmente impuso su discurso dominante) se dio la separación de ambos que ha continuado hasta ahora.
Cada quien tiene su derecho a escoger cuál de los dos caminos escoge, sin devaluar el otro.
Al igual que ciencia se divide en una serie de disciplinas especializadas, la religión se divide en una serie de credos y cultos.
Ciencia no es mejor que religión, o viceversa. Son caminos distintos, y deberían ser complementarios.
La clave de la convivencia está en armonizar ciencia y religión como caminos paralelos hacia el mismo objetivo, y entender que las disciplinas, credos y cultos son equivalentes para lograr el recorrido hacia la comprensión del Universo.